4.7.14

Fuerteventura, la Isla que Africa olvidó

Cuanto mas viajo mas me doy cuenta de que este debe ser mi estado natural, entre aviones, entre maletas, jet lag, bronceado pasado de ralla, guías con mil sitios que visitar, una previsión de ropa mal hecha que siempre acaba por sobrarme y ocupar mas bulto del necesario y un montón de fotos por tomar.

No necesito irme muy lejos para maravillarme con las pequeñas cosas de los lugares desconocidos. Soy de las que se emboban, se atrapan, las que no quieren regresar a casa, de las que lloran al ver la Torre eifel por primera vez, las que odian Nueva York por no estar a la altura de las pelis, la que cuando voy a coger el avión de vuelta cogería cualquier otro a cualquier destino con tal de no dejar de volar... 

Fuerteventura es una isla que me tiene el corazón robado, este es la tercera vez que la visito y por primera vez cogí un coche para recorrerla de arriba a bajo. No es una isla cualquiera, no tiene grandes paisaje ni pueblos con ambiente ni gente guay para hacer cosas. Todo lo contrario... Es una isla desierta con rocas, arena y playas grandiosas vacías de todo, con una corriente de aire que no te permite ni leer un libro, pero si hacer buen surf y una paz ensordecedora que la mayoría de veces añoro en mi ciudad (Bcn).

Para mi es una isla con mágia, de las que te engullen y te roban el alma, porque tanta belleza es muy difícil de capturar, miro y remiro las fotos y ni me acerco a lo bonita que es en persona. 

Fue un viaje express de 4 días por carretera y barco, visitamos las dunas y sus playas, el mejor atardecer de la isla disfrutandolo abrazados desde el capó del coche, el centro y sus montañas rojizas que te transportan a Marte o cualquier otro planeta deshabitado y desalmado, el sud y sus piscinas naturales en la arena y acabamos en una isla desierta donde no hay luz ni agua corriente ni siquiera vive nadie, solo hay 5 chocitas que alguna vez algún pescador usa para dormir de un día a otro y poco más. Pero con mi poca verguenza y mi sonrisa de niña buena conseguí que un buen pescador nos dejara pasar unos días ahí con la excusa de fotografiar la isla de noche, ya que el ultimo barco sale a las 4 de la tarde dejando la isla vacía y a la vez.. tan llena de todo. Por supuesto no podía faltar una visita a una granja de cabras, dónde me enamoré y lloré... no voy a hablar de lo que sentí ahí dentro, pero fue tan bonito y desolador a la vez, tube en mi manos a un cabrito de a penas unas horas de vida muriendose por falta de atención veterinaria (a mi parecer) y a la vez pude observar los otros bebes jugando con sus madres sin necesidad de ser separados. En fin un viaje muy lleno de todo que recomiendo a esas personas que necesitan desaparecer para encontrarse un poquito.


1 comentario:

  1. qué pasada!! os alquilasteis un coche para ir a esas carreteras y a esos lugares deserticos?? que bonito es!!

    ResponderEliminar

Blogging tips